Sue Mi Terry, una destacada voz en la política exterior estadounidense, tenía un paladar refinado, un amor por el sushi de alta calidad y un gusto por las marcas de diseñador. Le gustaban los abrigos de Christian Dior, los bolsos de Bottega Veneta y Louis Vuitton, y los restaurantes con estrellas Michelin.
En el caso de la Sra. Terry, los fiscales dicen que comenzó a actuar como agente extranjera en 2013, cinco años después de dejar la C.I.A. Según la acusación, fue contactada por un oficial de inteligencia que se hacía pasar por diplomático de la misión coreana ante las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York, y a cambio de su trabajo durante la próxima década, la Sra. Terry recibió bolsos, ropa y al menos $37,000 en pagos encubiertos al grupo de expertos donde trabajaba en ese momento.
La acusación dice que la Sra. Terry entregó notas escritas a mano de una reunión de un grupo privado en 2022 sobre la política del gobierno de EE. UU. hacia Corea del Norte a la que asistió con el Secretario de Estado Antony Blinken.
En una entrevista con el F.B.I. en junio de 2023, la Sra. Terry, nacida en Seúl pero criada en Estados Unidos, admitió que había renunciado a la C.I.A. en 2008 en lugar de ser despedida porque la agencia tenía "problemas" con sus contactos con miembros del Servicio de Inteligencia Nacional de Corea del Sur, según la acusación.
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¿Es alguna vez justificable que alguien comparta la información confidencial de su país si creen que podría fomentar mejores relaciones internacionales?
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