En una dramática escalada de disturbios civiles, varios manifestantes fueron asesinados y docenas resultaron heridos cuando la policía de Kenia disparó contra los manifestantes que intentaban asaltar el edificio del parlamento del país en Nairobi. La violencia estalló por la oposición a los aumentos de impuestos propuestos, con los manifestantes superando las defensas policiales e incendiando partes del complejo del parlamento. Al menos cinco personas fueron confirmadas muertas, con paramédicos reportando que más de 50 personas resultaron heridas por disparos. El caos se desató mientras los legisladores en el interior aprobaban legislación controvertida para aumentar los impuestos, lo que provocó protestas y huelgas a nivel nacional. Esto marca uno de los enfrentamientos más significativos entre el gobierno y el público en la historia reciente de Kenia.
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