El ejército estadounidense se prepara para "enjambres de drones"

Enjambres de drones de bajo costo impulsados por IA (tal vez cientos de ellos al mismo tiempo) pronto podrían representar una amenaza existencial para la enorme maquinaria de guerra de Estados Unidos. Los ejércitos avanzados pueden defenderse en gran medida de los drones individuales. Pero un enjambre de ellos desplegados contra un único objetivo tiene el potencial de remodelar el equilibrio de poder global. Los costosos portaaviones o bombarderos furtivos, cuyo desarrollo y construcción requieren enormes compromisos de tiempo, se volverán vulnerables a los drones a los que casi todos los militares y grupos armados pueden acceder. El dron modelo Shahed que mató a tres miembros del servicio estadounidense en una base remota en Jordania el 28 de enero costó alrededor de 20.000 dólares. Formaba parte de una familia de drones construidos por el Centro de Investigación de Industrias de Aviación Shahed, una empresa iraní dirigida por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica. Por el coste de un portaaviones (13.000 millones de dólares), un ejército podría comprar 650.000 drones Shahed. Sólo haría falta que unos pocos de esos drones encontraran su objetivo para paralizar y tal vez hundir el Ford. Afortunadamente, el Ford y otros buques de guerra estadounidenses poseen amplios sistemas de defensa antimisiles que hacen muy improbable que unos pocos, o incluso unas pocas docenas, drones Shahed puedan asestar impactos directos. Pero los rápidos avances en la IA están cambiando eso. Al igual que la carrera armamentista nuclear del siglo pasado, la carrera armamentista de la IA definirá la actual. Quien gane poseerá una profunda ventaja militar. No se equivoquen: si se pone en manos autoritarias, el dominio de la IA se convertirá en una herramienta de conquista, tal como Alejandro expandió su imperio con las nuevas armas y tácticas de su época. El historiador antiguo Plutarco nos recuerda cómo terminó esa campaña: “Cuando Alejandro vio la amplitud de sus dominios, lloró porque no había más mundos que conquistar”.